Ir al contenido principal

«¿Qué país es éste, Agripina?»

Los hombres y las mujeres que han crecido se han ido porque lo que miran no les gusta y porque la vida es muy corta para intentar cambiar lo que no quiere cambiar. Otros se han hecho a la idea de como están las cosas y nada más se reacomodan de vez en vez para ir capoteando el eterno mal temporal y hasta ir sacando ventaja de donde otros sólo sacan sufrimiento.

Aquí hay quien vive de lo que se mueren otros y además ello es causa de mucho orgullo, porque el que vive bien es más inteligente, más astuto y hasta más espiritual. También están un montón que creen que viven bien cuando no hacen sino sobrevivir y de tanto golpe se resisten a despertar al dolor a viva piel.

Los adormilados rechiflan a quienes intentan despertarlos. Los acomodados se incomodan ante la leve posibilidad de un cambio de su mundo controlado. Los hambrientos a penas tienen fuerza para mantenerse vivos y en la muerte no ven sino esperanza. Aquí hay quien puede y no quiere, y quien quiere y no puede... entonces la voluntad se va apagando y la apatía obligada va pudriéndolos a todos por dentro.

Aquí nadie ayuda a nadie porque es como el Luvina rulfiano.
»—¿Dices que el gobierno nos ayudará, profesor? ¿Tú conoces al gobierno?
»Les dije que sí.
»—También nosotros lo conocemos. Da esa casuallidad. De lo que no sabemos nada es de la madre del gobierno.
 Las teorías de la razón del Estado, dan risa por acá. A muchos les ha dado por mejor creer que el trabajo, todo, lo tiene que hacer uno y de todas maneras alimentar a los parásitos que muy lejos (muy lejos) están de la figura que al menos debería terminar con el estado de guerra en el que muchos se han acostumbrado a vivir (porque si viviéramos en paz, podríamos caminar a cualquier hora por cualquier lugar sin temor a ser despojados de nuestra humanidad).

«¿Qué país es éste, Agripina?»

Comentarios

Entradas populares de este blog

Qué chulada de maíz pinto

Crecí oyendo a mi papá decir con enjundia "¡Qué chulada de maíz pinto!" cuando le veía las piernas a mi mamá y después se las estrujaba con las mega-manotas que Dios le dio. Hasta hace poco no tenía una clara idea de lo hermoso que es el maíz azul (con el que hacen las tortillas azules que saben a gloria) hasta que de golpe lo vi en el mercado de Xochimilco, esta foto no me dejará mentir, su belleza es asombrosa.

Arte y política

Hace tiempo ya que el arte dejó de ser arte para convertirse en producción. Hace tiempo ya que el arte abandonó la inspiración para conformarse en las maneras y modos que convienen a la venta. Hace tiempo ya que el arte dejó de ser transgresor desde sí mismo para convertirse en imagen de una visión de mundo. Antes me preguntaba si el arte tenía un deber para con el pueblo, si el arte debía tener una posición política. Ahora pienso que ello es ya abandonar el arte para convertirse en publicidad. El arte no se debe a nada ni nadie, el arte —como también la filosofía, la religión— no debieran de servir a nadie ni tampoco montarse sobre eventos con el puro fin de la notoriedad o la moralina. El arte abre y al abrir comunica, no lo que quiere decir el pintor, sino lo que la apertura per se le dice al espectador. El arte tiene sus materiales y sus técnicas, el arte presenta formas en un espacio limitado, pero cuando es arte  trasciende todo ello y habla lo que no tiene voz. El

Todo va a estar bien, o no: el absurdo de la existencia humana

Llevo varios meses leyendo de a poquito "Vivir la lucidez" de Albert Camus. Para beneplácito o agobio de los que me siguen el Facebook, he estado compartiendo algunas citas, muchas de las cuales tiene que ver con lo que me ocupa en ese momento. Coincidencia o no, así ha sucedido. Hoy, al despertar, me encontré con varias citas de Emil Cioran que, al igual que Camus, trabaja el absurdo. No había leído nada de Cioran antes porque tiende a ser muy depresivo. Pero estos tiempos mi ánimo ha decaído algo y las preguntas por el sentido de la vida han vuelto a emerger, así que no es de extrañar —al menos para mí— que se hayan conjuntado Camus, Cioran y una película de Win Wenders ( Every Thing Will Be Fine , 2015). De modo que aquí estoy con un algo entre la boca del estómago y el centro del pecho (¿tiene nombre ese lugar?), tratando de poner orden a esto y dejarles algo para su propia reflexión, si tienen el ánimo para seguir leyendo. Me preguntaba hace unos días sobre el sentido de