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Mostrando entradas de octubre, 2010

Entre copal y mariguana

Hace frío, el tiempo se me fue. Quiero contarles como fue muriendo este día entre copal y mariguana, entre lo que soy y lo que pude ser... o decidí no ser o sencillamente no fue. No hay piel con piel, ni voces que escuchar, ni oídos a dónde llegar. Sólo hay frío y ausencia de caminos: total incertidumbre y una ilusión que sólo alcanza a alumbrar el siguiente paso hacia ningún lado. Eso sí, hay un corazón dispuesto a seguir sintiendo en la luz y en la oscuridad ¿cuál es la diferencia? Gente por doquier, en su rostro ningún reflejo. Creo que las multitudes no son lo mío, en ellas siempre es de noche, es día de muertos que celebra irónicamente el dolor de lo complejo e incambiable, es la risa que toca la puerta de la locura, la evidencia de la diversidad aislada: estamos solos unos frente a otros. Copal. Ante los ojos de mi divinidad me pregunto que parte putrefacta de mi ser está creando una linda mujer con una pierna amputada. Mariguana. Que chingados, por qué no caminar desca

Bye-bye

A veces la vida se pone gráfica y caprichosamente didáctica, entonces no hay más que hacer que detenerse para escuchar y ver con suma atención lo que con tanto fervor quiere decirnos. "Por casualidad" iba pasando nuevamente (de un tiempo a la fecha las rutas de mi vida han cambiado) por el parque al que solía ir de pequeña. Me sobraba un poco de tiempo, de modo que fui navegando en neutro para aprovechar el impulso y seguir con mi práctica de cero resistencia (a veces mi resistencia es tanta que francamente luzco patética). La visión que se habría adelante me costó asimilarla: los juegos están siendo demolidos, bye-bye infancia. Si antes dije que uno vuelve en espiral al mismo punto, hoy digo que puede ser necesario derrumbar el pasado para evitar volver. Ya no soy más aquella sin voz, aquella sin poder para decir su verdad; bye-bye pequeña, mira tus cicatrices y callosidades... que a cambio de disminuir tu sensibilidad a la vida, esas marcas de vida te permitan sentir

¿Qué crea el filósofo?

Antes de siquiera saber qué era filosofía me encontré con una novela que describía con dos palabras mi estado natural, aunque poco refinado, de dudar y pensar; esas acciones eran asignadas a un ser particular: el filósofo. Vaya, el descubrimiento fue tranquilizador: “mi mal” —malentendido, criticado y hasta provocador de miradas de compasión en aquellos que primero actúan y luego averiguan— resulta no ser tan malo sino más bien una cualidad que nunca había visto como vocación. En La aventura de pensar , Savater dice muy bien que la filosofía nace de las catástrofes personales, que un día te pasa algo que te despierta y te convierte en filósofo: usas el amor a la sabiduría como una herramienta que te ayuda a cuestionar. A ver, si el filósofo duda y piensa entonces no crea: cree. Con sus creencias, construye una red de conocimiento con la que se explica lo que ve, con la que filtra lo irrelevante de las oleadas de información propias de esta era. El crear es una producción externa, e

Vargas Llosa, Nobel de Literatura 2010

No, no voy a hablar específicamente del nuevo Nobel de Literatura que me ha causado un estado prolongado de suspensión emocional por todas las imágenes que trae a mí. Primero reconoceré en público que no he leído ni media línea de lo que Vargas Llosa ha escrito; que la semana pasada preferí asistir a mis clases regulares antes que presenciar su conferencia en la sala Nezahualcóyotl, en la UNAM ; pero que hace unos 17 años asistí a una presentación de uno de sus libros y que ya desde entonces me parecía inalcanzable en su carrera profesional (aquí estoy, no sé si 17 años más rezagada que en aquel entonces pero si mucho más consciente del enorme trabajo que implica llegar a su nivel profesional). En clase de ética, antes de la grata noticia (siempre es grato ver a un ser humano ser reconocido por su esfuerzo), mi maestra preguntaba si el alcanzar el más alto reconocimiento demasiado temprano era un motivo para quedarse sin deseo, sin el propulsor de la vida; de acuerdo a su parecer

Filósofos desempleados

En una librería me hallé una cajita con un montón de monitos etiquetados como "unemployed philosophers" y no sabía si reírme o ponerme a llorar. La cosa no es tan simple. En la universidad no falta el maestro que se siente sólo "estudiante de filosofía" porque, dicen, ser filósofo es hacer filosofía... Yo creo que un filósofo lleva la vocación en la sangre y en la escuela no hace mas que refinarse, expandirse. Esos maestros igualmente andan con la idea de que, al menos en México, no hay empleos de filósofos y que incluso en las ferias de empleo se niegan a recibir CVs de filósofos. Luego, su posición frente al mundo es francamente dolorosa y contagiosa (y en cierto modo verdadera porque hay cierta tendencia a escribir filosofía para filósofos). Afortunadamente hay maestros que motivan a los alumnos a asumirse de entrada como filósofos y con ello responsabilizarse de vivir como uno. Entiendo que la filosofía no es algo que se ejerza bajo un horario de oficina,