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En este barco el timón no tiene la última palabra

No sé muy bien de qué va este post porque hay varias cosas que quiero decir y no sé cual sea esa que me impulsa a escribir.

De entrada he pensado que necesito compartir algo sobre la ansiedad porque pensaba que ya estaba dominada, pero no. Y más vale que escriba rápido antes de que mi bienestar me haga creer que no es importante y me aleje tanto de ella que en un rato me haga considerar que la persona de la ansiedad y yo ahora somos distintas.

Había estado pensando antes en que la empatía hacia el ansioso o la comprensión de la ansiedad como experiencia es poca porque siempre se le ve desde lejos. Lo que pasa es que la ansiedad lo aleja a uno incluso de sí mismo. ¿Cómo puedo escribir esto?

La ansiedad es un no-estado en tanto desfase de uno mismo. No es que seas otro o te salte otra personalidad, no. Ahí estás presente pero tu sentir no corresponde a tus circunstancias reales y por tanto carece de lógica ante los observadores. Pero esto no quiere decir que no haya un razonamiento, lo hay, siempre estamos pensando, siempre evaluando, ponderando, decidiendo aunque no lo hagamos conscientemente, lo que pasa es que la razón, que se arma del pasado para proyectar un futuro y del futuro para reinterpretar el pasado a veces parece que se le va la mano y se va por su cuenta en una progresión circular automática. Lo que sucede es algo parecido a la memoria y las emociones que se despiertan con un aroma, el aroma es olfateado de manera automática y tras el estímulo se traen recuerdos asociados y en tal ocasión se establecen nuevas asociaciones o se renuevan y refuerzan las que ya había. La ansiedad se alimenta de un miedo, este miedo puede estar asociado a un montón de cosas, de modo que un ensamble de eventos pueden desembocarlo y reforzarlo porque se ha tenido una nueva experiencia que de alguna manera le comprueba. Cuando alguna idea, en este caso el miedo base de la ansiedad, es reforzado por recuerdos o proyecciones tenemos una disfunción cognitiva porque estamos "tomados" por una emoción que no corresponde a nuestro presente aunque la sentimos muy real.

He pensado mucho que la ansiedad es una suerte de posesión. Si fuera de la antigua Grecia diría algo así como que la diosa Ansiedad me ha raptado. Esta analogía me sirve mucho para no identificarme con la emoción y asegurarme que el "rapto" pasará, lo único que no tengo que hacer es alimentar a la diosa Ansiedad, de hecho lo mejor es cortarle el suministro de energía: establecer un nuevo razonamiento sobre lo que estoy temiendo y proceder rápidamente a ocupar la mente con algo que no sea producto de mi imaginación o devaneo mental y que puede ser desde una tarea doméstica, una actividad artística o creativa hasta una película que te enganche en otra realidad que no corresponda a tu miedo.

Creo que el hombre de nuestros días no acepta que no tiene el control de las cosas y que algunas de esas cosas son él mismo, sus procesos biológicos y psicológicos. Freud nos adelantó esto con su conferencia sobre el inconsciente. Yo diría que lo que vemos de nosotros es muy poco, a penas lo que se alcanza a ver desde una ventana que nos separa de nuestra inconmensurabilidad. Aceptar esto no es disminuirse, más bien es una oportunidad para empezar a conocerse, para empezar a cachar ese proceso mental que se de en el background y que desencadena en la ansiedad. Es aprender a conducir un barco en altamar que ocasionalmente se ve envuelto en tormentas, es aprender a leer el clima no sólo a creer que el timón es el absoluto medio de control.

Nuestros estados anímicos son el clima, nuestra cognición el barco, la vida el mar y el timón apenas el ego que se sirve del mecanismo de la lógica. Pero aquél que va en el barco sabe que no es ni el clima, ni el barco, ni el mar ni el timón, y sabe que no sólo tiene que conocer bien el barco sino saber como navegar en el mar y aprender a leer las señas que anuncian un cambio climático para que reconduzca mediante el timón al barco en otra dirección. ¿Cómo se sabe todo esto, dónde se aprenden a leer las señas? Hay que navegar, a veces a hay que mojarse y otras no tener ningún empacho en pedir ayuda. Nadie nace sabiendo. Al menos yo llegué al mundo sin manual.

¿Qué nos quiere decir la diosa Ansiedad cuando nos rapta? Que hemos alimentado demasiados miedos y en el camino hemos perdido la confianza. No hay nada más fundamental en esta vida que cuentes contigo para vivirla. La ansiedad es una manera de hacerte a un lado, de empujarte. Te hace creer que tienes que hacer algo para empujarla a ella fuera de ti como si fuera un problema a resolver, eso la alimenta porque le encantan los problemas, se pone gorda de contenta cuando los ve. Aquí lo fuerte: los problemas no son sino interpretaciones de las situación en la que creemos encontrarnos, así que hay que reinterpretar, resignificar.

La ansiedad no eres tú, es un no-estado porque no corresponde a una respuesta de hechos reales. La alegría en cambio es lo más real porque es el rostro que ves cuando te quitas los velos de los ojos.

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