Ir al contenido principal

Chopin

Hay algo en la música de Chopin que me conmueve en lo más profundo.

Cuando era pequeña solía escuchar los discos de mi papá que incluían algunas melodías que repetía una y otra vez, me acuerdo de Beethoven porque había cierta nitidez, pero quien más me llamaba la atención era Tchaikovsky que era tan potente y desafiante como un viento arremolinado que juega y que intimida. Eso me parecía entonces.

Luego entré a la secundaria que llevaba el nombre de Beethoven y me enteré de su vida. Me preguntaba cómo un hombre puede enfrentar semejantes desafíos y dejar de paso algo para todo ser humano, así también lo hicieron van Gogh y Borges. Me preguntaba si para hacer algo como ellos tenías que sufrir y al mismo tiempo desplegar una voluntad indomable que se manifestaba en su arte. El primer filósofo que leí fue Schopenhauer y según entendí entonces, desde su parecer, sí, había que sufrir, ser completamente humano para manifestar el arte como producido por un ángel caído… Ahora recuerdo la imagen que dejó en mí el Satán de Milton, algo así se me figuran artistas como van Gogh o filósofos como Nietzsche. Y hay tanta lucha dentro de ellos…

¿Pero tiene que ser así?

Cuando conocí la tumba de Chopin ya había leído algo de él pero sólo guardaba en la memoria la figura de un hombre encorvado en el piano como dejado, más bien rendido, a lo que estaba siendo. Me sorprendió que fuera la tumba con más flores, con más cuidado y pensé en qué tan profundo se debe tocar un alma que no conociste para que lleve flores a tu tumba. Ahora sé lo profundo que puede tocarte Chopin con su música.

Chopin no me despierta ninguna pasión, ni me invita a hacer algo o me concentra. Chopin me arrebata de lo que estoy haciendo o pensando, me rapta y hay notas que me sacan lágrimas no sé bien de dónde porque no es que me sienta triste, es más bien como sentirme comprendida. Es como un descanso en el que bajas la guardia, un descanso que llega y que sólo llega cuando éste no es buscado.

Si pudiera tocar a alguien de la manera en como Chopin me toca a mí…, pensé, pero supongo que eso nunca lo sabré porque sucede en la intimidad. Y buscarlo es como engancharse en el la idea de logro y el arte nada tiene que ver con eso. Supongo que se trata sólo de seguir el impulso que te despierta dentro e impregnarlo en lo que estás haciendo, lo que sea que estés haciendo.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Qué chulada de maíz pinto

Crecí oyendo a mi papá decir con enjundia "¡Qué chulada de maíz pinto!" cuando le veía las piernas a mi mamá y después se las estrujaba con las mega-manotas que Dios le dio. Hasta hace poco no tenía una clara idea de lo hermoso que es el maíz azul (con el que hacen las tortillas azules que saben a gloria) hasta que de golpe lo vi en el mercado de Xochimilco, esta foto no me dejará mentir, su belleza es asombrosa.

Arte y política

Hace tiempo ya que el arte dejó de ser arte para convertirse en producción. Hace tiempo ya que el arte abandonó la inspiración para conformarse en las maneras y modos que convienen a la venta. Hace tiempo ya que el arte dejó de ser transgresor desde sí mismo para convertirse en imagen de una visión de mundo. Antes me preguntaba si el arte tenía un deber para con el pueblo, si el arte debía tener una posición política. Ahora pienso que ello es ya abandonar el arte para convertirse en publicidad. El arte no se debe a nada ni nadie, el arte —como también la filosofía, la religión— no debieran de servir a nadie ni tampoco montarse sobre eventos con el puro fin de la notoriedad o la moralina. El arte abre y al abrir comunica, no lo que quiere decir el pintor, sino lo que la apertura per se le dice al espectador. El arte tiene sus materiales y sus técnicas, el arte presenta formas en un espacio limitado, pero cuando es arte  trasciende todo ello y habla lo que no tiene voz. El

Todo va a estar bien, o no: el absurdo de la existencia humana

Llevo varios meses leyendo de a poquito "Vivir la lucidez" de Albert Camus. Para beneplácito o agobio de los que me siguen el Facebook, he estado compartiendo algunas citas, muchas de las cuales tiene que ver con lo que me ocupa en ese momento. Coincidencia o no, así ha sucedido. Hoy, al despertar, me encontré con varias citas de Emil Cioran que, al igual que Camus, trabaja el absurdo. No había leído nada de Cioran antes porque tiende a ser muy depresivo. Pero estos tiempos mi ánimo ha decaído algo y las preguntas por el sentido de la vida han vuelto a emerger, así que no es de extrañar —al menos para mí— que se hayan conjuntado Camus, Cioran y una película de Win Wenders ( Every Thing Will Be Fine , 2015). De modo que aquí estoy con un algo entre la boca del estómago y el centro del pecho (¿tiene nombre ese lugar?), tratando de poner orden a esto y dejarles algo para su propia reflexión, si tienen el ánimo para seguir leyendo. Me preguntaba hace unos días sobre el sentido de