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Mostrando entradas de marzo, 2015

Domingo

Me gustan los sonidos del domingo, la tranquilidad de un silencio de calles no escuchado entre semana. Me gusta el sonido de la podadora del vecino y la voz calmada de su esposa planeando la comida. Me gusta que puedo oír mucho más que entre semana, que percibo el aproximarse de un camión que va dando vuelta por la esquina de dos calles más arriba. Me gusta que los perros estén retosando y que no ladren porque nadie de fuera pasa por aquí. La mañana de los domingos es mucho más larga, no hay que ir a ningún lado por fuerza. El café le da pinceladas placenteras. El estómago espera algo diferente para hoy. La mañana de los domingos se extiende más allá del medio día, el pijama se queda por más tiempo conmigo y el cabello se me desparrama por todos lados sin ningún orden en especial. Los domingos tiene el suficiente tiempo para cortar las orillas del pasto, para quitar la hierba que creció mientras nos ocupábamos de la rutina. El domingo nos da la oportunidad de mirarnos

El día anterior

Hoy es un día importante, es el día anterior. Mañana tocaré una puerta que espero me abran, he practicado mucho y hoy me parece que lo mejor es relajarme mientras pasan las horas hasta que sea momento del knoc-knoc. Tengo sueño, no he dormido bien y he ejercitado mis neuronas como si las preparara para un maratón, en cierta forma lo es. Mañana correré un maratón neuronal.  Para relajarme puse una peli que ya había visto pero que lo me acordaba bien de los detalles. Me encanta la peli, tan llena de mis gustos: comida, amor y el arte de escribir.  ¿Qué tienen que ver mis gustos con el maratón de mañana? Lo que busco mañana es entrar a la vía de la intensificación de lo que me gusta y para ello se requiere navegar en la filosofía. Con la filosofía el maratón es mas que eso, es una apuesta a la vida.