En mi voto por el deseo se me ha preguntado por la máxima budista de eliminar todo deseo en pos de la eliminación del sufrimiento. ¿Es la eliminación del sufrimiento lo que queremos? ¿Estamos dispuestos a abandonar cualquier deseo? Supongo que la máxima tiene sus asegunes o sus intríngulis que por lo pronto no me son dados y, por ende, encuentro en la máxima una gran aberración. En mi gran ignorancia no votaría ni a favor ni en contra de la perspectiva budista porque no la conozco y no tengo deseos de conocerla (nótese la eliminación del deseo hacia ello). Sin embargo, le sigo dando mi confianza al deseo cuando éste proviene de mi interioridad o, como dirían en ciencias cognitivas, de la coherencia y concordancia con mi memoria autobiográfica. Desear, para mí, es estar vivo con los sentidos bien despiertos y la conciencia observando y regocijándose; todo ello acompañándome (es decir, "a la vez") en mi aventura existencial, o lo que es lo mismo, en esto que es la v
"A soul in tension that's learning to fly" —Pink Floyd