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Mostrando entradas de diciembre, 2013

Antes de la media noche del último día del año

Es bastante temprano aún para decir que ésta es la última reflexión del año. De aquí a la media noche pueden pasar muchas cosas, pero voy apostar porque no será así y porque lo que resta del día pasará en santa calma y confort. Me bañaré, saldré a la calle, comeré, beberé café, buscaré películas, regresaré a casa a verlas y esperaré la entrada del 2014 (según el sistema de tiempo establecida por los hombres) con una copa de champagne, que es un símbolo de lo que se merecen las experiencias pasadas. Vine aquí a escribir porque no quiero que se me olvide lo que está pasando por mi cabeza junto con toda la sensación de importancia que siento en el cuerpo. (Desde luego que me doy cuenta de la tendencia dualista de mis comentarios que se niega a abandonar mi discurso. Favor de tomarla como un modo de expresión). Trataré de escribir lo que sucede. Seguramente me quedaré corta pues les aseguro que hay un montón de vericuetos y me espanta que lo deje todo muy simple (ya me he topado con

Sobre libros, desahogo

Bien, he acomodado cuidadosamente mis libros. Dos cosas han sucedido: el librero que armé con tabiques y tablas, ocupando toda una pared de mi recién habilitado reading room , se encuentra saturado; y, lo que es peor, tengo un montón de libros sin leer y, aún así, cada vez que voy a una librería o leo mis blogs favoritos o leo un libro: quiero más. Ahora, dado lo anterior, estoy en una crisis de angustia pensando en todo lo que nunca podré leer e incluso en que quizá los libros que tengo nunca los pueda leer.  Tenemos tan poco tiempo. 

A punto de dejar atrás el 2013

Desperté con frío —que raro—, fui a la cocina por algo caliente y volví a la cama a leer cualquier cosa (Facebook, a decir verdad) y con ese vacío que causa el leer cualquier cosa incomodándome mi ocioso 26 de diciembre, tomé un libro de filosofía, plumones, plumas, libreta y mi iPad hermosa. Ya rodeada de cosas buenas, incluyendo un humeante café viajero, abrí la aplicación Zite para entrar en ambiente inspirador. El cielo afuera azul. Bien. La señora de la tiendita de enfrente, con su voz estereofónica, sin saberlo me anunció que todo iba bien: el mundo sigue allá afuera.  —¿Cómo hago para engancharme en un ritmo altamente inspirado y productivo para trabajar en mi tesis y darle dirección a mi escritura creativa?— pensaba mientras navegaba entre artículos puestos en mi Zite a mi gusto y medida. ¡Cuánta gente creativa y dedicada hay que me hace la mañana tan feliz! Mil gracias a todos.  Me encontré un sitio lindo: Brain Pickings, casual, inteligente y creativo. Me inscri

22 de Diciembre de un año muy lejano

Quisiera ver uno de esos programas especiales navideños que solía ver cuando vivía con mis papás en aquel departamento del quinto piso que nos tenía a todos asustados después de los temblores del 85. Por aquella época desde el balcón podía ver el departamento de mis abuelitos, podía bajar a verlos, a tomar algún refresco en botella que dejaban al lado del refrigerador. Quisiera prender la tele y acostarme en el sofá mientras escucho a los hermanos Osmond o veo algún anuario de lo que sucedió en algún año entre los 70s y los 80s. Quiero ver árboles adornados y escuchar canciones navideñas, quiero voltear a ver la mesa redonda de mantel blanco y platones de chocolates y frutas secas. Quiero ver la Navidad con Charlie Brown. Quiero ver películas viejas como esa de Mujercitas en la que salía Elizabeth Taylor. Quiero soñar de nuevo en lo bueno que será mi vida de grande: escribiré, haré galletas en Navidad,… lo demás lo puedo editar. Sólo quiero volver a creer que no pasa nada y que todo e

Elliott Erwitt, Paolo Roversi, Inta Ruka

Gracias al otro, sabes quién eres. Aislado no tiene sentido, el mensaje aparece en la confrontación de lo que aparece como opuesto, del siempre posible mirar distinto.  La lente de tres fotógrafos completamente distintos me explican el uno al otro. Curioso, digo. ¿Pero qué diablos?, me pierdo. Ahhh, lo entiendo.  Del comercial, al autonombrado místico para luego encuadrar en la fotógrafa de método. Así los veo, así se me aparecen.  En el medio, de un supuesto sin sentido, cobra la proporción tremenda gracias a quien tiene los pues en la tierra: ¿qué puede revelar el ser? ¿Qué puede mostrar del ser una fotografía que capta solamente las formas cargadas de sentido ajeno? Todo y nada. La pasmosa nada que aparece para angustiarte del sinsentido de las formas. El ser debajo de ello se abre angustiante y te despoja de la idea de lo artístico para cuestionarte precisamente del arte en ti, de tu mirada, de tu identificación en las formas: tú en ellas, no ellas en ti.

Bodvár of Sweden No. 5 Rosé

No tengo la menor idea de por qué los vinos rosados saben mejor en Suecia. Creo que el clima, el ambiente o el swedish mood (lo que percibo de los suecos, no tengo modo de explicarlo) hacen de la experiencia de beber un vino rosado algo inigualable —aún más que beberlo en Niza. Creo que además del carácter de determinada cepa o determinado productor está el carácter que le añade el lugar donde se descorcha. Y no es que esté decorado de tal o cual manera, sino que entra en frecuencia con el ánimo o sensibilidad del lugar. Al menos es lo que yo percibo.