Estaba tomando el sol mientras esperaba el Pumabus. Con un café en la mano, lo único que me falta a era algún placer mental. Saqué de mi bolsa mi aparatito multifuncional para jugar "bolitas". El sentimiento de placer no tardó en aparecer: calor en las mejillas, sabor de café en la boca y mi mente egoica entretenida en juntar bolitas. Así, pude dedicarme a reflexionar. ¿Saben? Es muy evidente el síndrome de atolondrarse (aquí viene mejor una grosería pero este es un sitio para todo público) cuando hay muchas alternativas o cuando todo pinta bien. Por ejemplo, si entras a un estacionamiento repleto, inmediatamente detectas un lugar y sin pensarlo te estacionas ahí, pero si hay muchos lugares no puedes decidirte por cuál es el mejor –aquí, no, mejor allá–. Cuando estás jugando y te toca una "mala mano" haces lo posible por ganar y hasta te "sabe" más rico, pero si tienes una "buena mano" no falta la mal hora en que la desperdicias y no entiend
"A soul in tension that's learning to fly" —Pink Floyd