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Significados...

... o de cómo viajan mis pensamientos.

Andaba yo muy entusiasmada en baño zen con incienso y todo cuando el sonido del agua me recordó que ya se nos está acabando y la tranquilidad casi se me resquebraja. Inmediatamente hice un ajuste de conciencia evaluando mi actitud ante los recursos no renovables (como si alguno en verdad fuera renovable... en fin) y me puse palomita. Al lector le debo aclarar que soy extremadamente exigente conmigo misma, al extremo de que me caigo gorda de tan fastidiosa.

Casi instantáneamente llegó un aviso de sed tremenda envuelto en mi regla de evitar consumir productos en desechables, como el agua. Así, me acordé de cuando los refrescos venían en botella de vidrio y pesaba muchísimo la bolsa en la que iba por ellos (la bolsa con las botellas dentro, claro... Perdón por el acotamiento pero traigo a Wittgenstein atravesado).

No es que antes se gastara más en transporte de botellas, simplemente seguían su ruta, descargando botellas llenas y llevándose las vacías. Eran buenos tiempos aquellos en los que el bote de la basura tardaba en saturarse.

También era muy lindo cuando de la primaria nos llevaban de paseo o a alguna fábrica, museo o Chapultepec. El destino era lo de menos, lo emocionante era salir y ver otras cosas y llevar el lunch para luego intercambiar o presumir la torta de jamón a quien llevaba sólo una de mantequilla (los niños suelen ser muy crueles, será que carecen todavía de experiencias traumáticas que les permitan reconocerse en el otro... Es que algunos humanos sólo entendemos la compasión a fregadasos).

En los paseos uno se trepaba al camión y todos alegres comenzábamos a cantarle al chofer que le acelerara porque lo venía persiguiendo la mamá de su mujer. Y también saludábamos a los automovilistas y nos reíamos muchísimo si nos contestaban el saludo.

En una de esas salidas, junto al camión de la escuela iba un camión de refrescos. Saludamos al señor que iba colgado en la parte trasera y... ¡nos respondió! Se armó el alboroto, los más osados le pidieron un refresco de regalo y tras muchos esfuerzos casi lo logran, el señor extendió, hacia una de las ventanas de nuestro camión, una botella de refresco de piña y cuando se extendía un de mis compañeros por la ventana para tomarlo, entonces el chofer decidió hacernos caso y le aceleró. Fue una decepción grandísima para muchos de nosotros. Un refresco significaba mucho: no teníamos dinero para un refresco, el señor seguramente lo iba a tener que pagar cuando llegara con una botella menos y allá afuera habían muchos que tenían para comprar más de uno pero eran incapaces de regalar uno. Un refresco, muchos significados.

El significado de algo no sólo radica en la explicación de un objeto, también interpreta el valor que tiene para un sujeto determinado. Entre más nos sobra menos valoramos, menos significado le damos.

El significado es la relación que traza un sujeto con un objeto. El hombre es sus relaciones. Trabucles.

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