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Mostrando entradas de septiembre, 2012

Estoy triste

Hoy me he despertado como sí ayer hubiera sucedido algo terrible, como si hubiera llorado muchísimo. Siento tristeza sin razón de la que pueda dar cuenta. Me levanto con trabajos. No quiero salir de la regadera. No quiero ir a ningún lado pero igual salgo. ¿Qué llegó a su fin ayer que hoy añoro sin saber qué? Me subo al auto y de pronto lo escucho distinto pero está bien. Algo en el auto también ha cambiado. Me siento cansada. Antes de seguir tomo mi pequeño libro de Jaspers y me dejo sumergir en las particularidades de la existencia, esos detallitos que pasamos por alto por estar tan embebidos en la propia existencia. Me quedo pensando en lo que he leído y me dispongo a entrar a la clase de francés. En pleno laboratorio, rodeada de computadoras y compañeros, vuelve a emerger la sensación de pérdida. ¿Qué he perdido? Trato de curarme con lo más poderoso que tengo: música, café, existencialismo y una caminata lenta cobijada por el frío. Pero me apremia el deseo de sacarlo tod

Felizmente no soy tan distintamente única

Indudable es que cada uno de nosotros, cada cosa, cada acto, es absolutamente único y por consiguiente irrepetible. Y esa irrepetibilidad, esa cualidad de ser único, uniqueness , es justamente la que nos hace sentir tan solos. La soledad duele cuando no nos podemos encontrar en el otros, cuando no podemos identificarnos con algo, cuando no hay espejo en el cual reflejarnos. Y, entonces, nos moldeamos, nos obligamos a entrar en espacios que nunca serán enteramente "nuestros". Nuestro espacio, nuestra casa, la tenemos que construir nosotros mismos y, además, estar dispuestos a abandonarla. Somos en realidad seres nómadas de nuestra propia morada que construimos una y otra vez. La peor aberración en contra de nosotros mismos es querer arraigarnos en una identidad, una idea, una creencia; en desproveeremos de nuestra capacidad de ser. Y, sin embargo, en medio de la soledad un buen día descubres que todas tus particularidades son compartidas de alguna manera con varios otr

Entre la domesticación y el embrutecimiento

Entre clase y clase, esta semana he tenido que pasar entre puestos de revistas que bloquean como portales embrutecedores las calles en las que ya no se puede transitar libre. He sido hasta ahora, y al parecer así seguiré, afectable sin filtros a causa de una sensibilidad que me tiene abierta al mundo, tan abierta que por puro instinto de protección tiendo a cerrarme a los otros y me quedo aislada y afectada. Prefiero de entre todas las posibilidades que se me brindan, aquellas que en suave dosis me permiten ir las asimilando, aquellas que en su alto grado de elaboración esperan pacientes a que las vaya saboreando, como la obra de Borges, como el Ser y la Nada de Sartre y como el enigmático estilo heideggeriano. En la Facultad de Filosofía, las dosificaciones son fuertes y muy laboradas. Me impactan y al mismo tiempo me dejan suspendida en un éxtasis de deleite que invade mi cuerpo entero y se agolpa en mi corazón; los ojos se me llenan de lágrimas, la respiración va más a fon

Será el existencialismo, será el romanticismo

Qué diablos es esta angustia de la nada, qué diantres esto de no encontrarse. Qué son estas emociones, ¿melancolía? ¿Sobrecogimiento? La razón en estos momentos fracasa, sin duda alguna no estoy viviendo en la mala fe. ¿Es la conciencia que aparece un motivo de regocijo o de retiro? En el filo de la nada: el recogimiento al campo abierto donde aparece el ser y se expresa sin explicarse. Hoy no hay narraciones que se descubran así mismas para luego descubrirme yo: individuada, simbólica, urgente de interpretación. Escucho... nada. Espero la luz.