Platicando con una amiga... o debiera decir, quejándome con una amiga de que no sé con quién quejarme, me ha sugerido que escriba una carta dirigida a "quien corresponda". Después de un rato, rectificó, —creo que en lugar de una carta deberías de hacer un libro— y se rió. En realidad no sé con quién estoy molesta, pero lo estoy. Ya tiene mucho tiempo que mi perrita Meg va y viene en temas de salud. Cuando llegó a mi vida sabía, y precisamente por ello la quise, que Meg era sorda, que ya había sido rechazada por una familia y que podría ser difícil su carácter. Sabía que un perro requiere cuidados de por vida y le dije sí. De pequeña mordió de todo, acabó con el pasto de mi jardín y con varias plantas varias veces. Me dolía ver a las plantas muertas y me enfurecía con Meg, mucho más allá de lo que razonable y sanamente debía. Me da pena esa parte de mi vida, mucha pena. Meg fue a la escuela perruna y después de tres niveles de educación, ella decidió que ya tenía