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Mostrando entradas de noviembre, 2009

¿De qué escribir?

No crean que no he estado pensando en qué escribir. Ninguna idea ha sido lo suficientemente consistente para dedicarme a ella o para inspirarme o para sentir esa imperiosa necesidad de escribirla. Verán, primero pensé que como este blog es para ir poniendo esas experiencias que me van cambiando en mi salto al vacío (así lo pensaba, como un salto a la incertidumbre... Hace casi un año un psíquico, de esos que hacen cosas raras pero que no están locos, me decía que esa sensación que tenía no correspondía con "mi realidad" que tan pronto como diera un paso al frente descubriría que no hay tal vacío, que el piso está ahí delante y que no iba a caer a ningún lado) y como la idea era ir juntando experiencias en mi "viaje al despertar" pues supuse que dado el pasado gran evento en mi vida podría arrancarme con eso del proceso del duelo, ya saben, sobre los cinco pasos que planteó Elisabeth Kübler-Ross: negación, ira, negociación, depresión y aceptación . Lo pensé como por

SACI

Desperté sin prisas, sin itinerario, sin expectativas. Mi mente, preocupada por mí, lanzó la primer pregunta, ¿dónde está papá? Y evaluó el resultado. De acuerdo a mi mente estoy bien; pero algo en mí, que no comprende mi mente, aún recuerda la noche. No hay negación, no hay enojo, el pacto ha sido reemplazado por un decreto y lo único que hoy deseo es que el mundo se quede quieto y que me deje quedarme en cama escribiendo. ¿Qué ha pasado? He deseado la partida de mi padre con la fuerza que sólo puede dar el amor más puro e incondicional. He sostenido su mano y su cabeza y en ningún momento aparté la mirada de la suya que se iba alejando... y me he sentido profundamente bendecida de haber estado en el lugar y en el momento exactos. ¿Qué ha pasado? He visto a médicos más agobiados que yo despertando en mí el deseo de decirles que no se preocuparan, que todo estaba bien. ¿Qué ha pasado? He sabido que algo andaba mal y lo negué y lo llevé a que me viera correr en medio de la noche y de l

Mientras puedas...

En la época de mi abuelita (que aún sigue vigente para algunos) el sufrimiento era el único camino para: ganar el cielo, colgarse la etiqueta de bueno, obtener los favores de Dios (¡válgame!), demostrar la calidad de persona que se era,... en fin la lista puede seguir. Yo digo hoy que basta, que lo más razonable es disfrutar lo que se tiene cuando se tiene. Así que mientras puedas, disfruta que puedes bañarte bajo la regadera, saborea la comida que puedes llevarte a la boca, disfruta el vaso de agua que puedes beber, goza moviendo tu cuerpo a donde quieras, camina, corre, canta, abraza, llora de emoción y dile a las personas que quieres eso hermoso que sientes... para mí esa es la forma de celebrar la vida.